NUEVA YORK (Reuters Health) - La detección del calcio en el corazón ayudaría a reducir la presión y el colesterol, según reveló un nuevo estudio sobre los cuestionados estudios radiográficos.
Pero la falta de datos positivos hizo que muchos expertos temieran que la tomografía computarizada (TC), un tipo de radiografía con alta dosis de radiación, que incluye la detección del calcio, sería más dañina que benigna.
Por ejemplo: una TC expone a los pacientes a varios millisieverts de radiación, que, según los expertos, se traducen en un caso más de cáncer por cada 1.000 tomografías.
El equipo del doctor Alan Rozanski, del St. Luke's Roosevelt Hospital de Nueva York, dividió a más de 2.100 adultos sanos de mediana edad en dos grupos: a uno se le realizó la detección del calcio y al otro, no.
Ambos grupos tenían algunos factores de riesgo de enfermedad cardíaca, como hipertensión u obesidad, y recibieron orientación para reducir el riesgo. El grupo al que se lo estudió con TC recibió un informe de los resultados para mostrárselos a su médico.
Los depósitos de calcio son parte de las placas de colesterol que tapan las arterias en las personas con enfermedad cardíaca.
En Journal of the American College of Cardiology, el equipo escribió que el costo del tratamiento no varió entre ambos grupos. Un test de calcio cuesta 150 dólares y el equipo estimó que los integrantes del grupo estudiado con TC gastaron 4.053 dólares en los cuatro años del estudio, mientras que el otro grupo gastó 3.649 dólares sólo con consejería.
Más pacientes estudiados por TC empezaron a tomar antihipertensivos durante el estudio y tuvieron un descenso de la presión de dos puntos más que el otro grupo en cuatro años.
También descendió su colesterol LDL o "malo" unos cuatro puntos más que en el grupo control.
Todo eso se tradujo en una disminución de menos del 1 por ciento del riesgo de sufrir un infarto en los 10 años siguientes, menos del uno por ciento, como reveló el modelo estadístico que usan los médicos.
Pero se desconoce el impacto real de ese descenso, indicó la doctora Rita F. Redberg, cardióloga de la University of California, San Francisco.
"Sería muy bueno que eso mejorara la calidad de vida o prolongara la vida, pero no lo sabemos", dijo la experta ajena al estudio.
De hecho, la cantidad de infartos y muertes en el grupo estudiado por TC fue levemente mayor que en el otro grupo, lo que podría atribuirse al azar.
Y no hubo diferencia en la cantidad de pacientes que dejó de fumar o empezó a hacer ejercicio, dos factores del estilo de vida asociados directamente con una reducción del riesgo cardiovascular.
"No recomendaría hacer una TC sin pruebas de mejoría en los problemas clínicos", indicó Redberg.
Aun así, la cantidad de estadounidenses que se realizan esas evaluaciones está creciendo. Para Redberg, cientos de miles de estadounidenses se hacen una TC por año.
Varias entidades, como la American Heart Association y American College of Cardiology, promueven las TC en personas sin síntomas de enfermedad cardíaca, pero hay expertos más escépticos, como el panel federal U.S. Preventive Services Task Force.
Sus integrantes sostienen que no existen evidencias suficientes para indicarles ese estudio a las personas sin alto riesgo de enfermedad cardíaca.
El nuevo estudio fue financiado con fondos públicos y privados; algunos de los investigadores habían recibido apoyo económico previo de empresas que producen equipos de diagnóstico por imágenes.
Pero la falta de datos positivos hizo que muchos expertos temieran que la tomografía computarizada (TC), un tipo de radiografía con alta dosis de radiación, que incluye la detección del calcio, sería más dañina que benigna.
Por ejemplo: una TC expone a los pacientes a varios millisieverts de radiación, que, según los expertos, se traducen en un caso más de cáncer por cada 1.000 tomografías.
El equipo del doctor Alan Rozanski, del St. Luke's Roosevelt Hospital de Nueva York, dividió a más de 2.100 adultos sanos de mediana edad en dos grupos: a uno se le realizó la detección del calcio y al otro, no.
Ambos grupos tenían algunos factores de riesgo de enfermedad cardíaca, como hipertensión u obesidad, y recibieron orientación para reducir el riesgo. El grupo al que se lo estudió con TC recibió un informe de los resultados para mostrárselos a su médico.
Los depósitos de calcio son parte de las placas de colesterol que tapan las arterias en las personas con enfermedad cardíaca.
En Journal of the American College of Cardiology, el equipo escribió que el costo del tratamiento no varió entre ambos grupos. Un test de calcio cuesta 150 dólares y el equipo estimó que los integrantes del grupo estudiado con TC gastaron 4.053 dólares en los cuatro años del estudio, mientras que el otro grupo gastó 3.649 dólares sólo con consejería.
Más pacientes estudiados por TC empezaron a tomar antihipertensivos durante el estudio y tuvieron un descenso de la presión de dos puntos más que el otro grupo en cuatro años.
También descendió su colesterol LDL o "malo" unos cuatro puntos más que en el grupo control.
Todo eso se tradujo en una disminución de menos del 1 por ciento del riesgo de sufrir un infarto en los 10 años siguientes, menos del uno por ciento, como reveló el modelo estadístico que usan los médicos.
Pero se desconoce el impacto real de ese descenso, indicó la doctora Rita F. Redberg, cardióloga de la University of California, San Francisco.
"Sería muy bueno que eso mejorara la calidad de vida o prolongara la vida, pero no lo sabemos", dijo la experta ajena al estudio.
De hecho, la cantidad de infartos y muertes en el grupo estudiado por TC fue levemente mayor que en el otro grupo, lo que podría atribuirse al azar.
Y no hubo diferencia en la cantidad de pacientes que dejó de fumar o empezó a hacer ejercicio, dos factores del estilo de vida asociados directamente con una reducción del riesgo cardiovascular.
"No recomendaría hacer una TC sin pruebas de mejoría en los problemas clínicos", indicó Redberg.
Aun así, la cantidad de estadounidenses que se realizan esas evaluaciones está creciendo. Para Redberg, cientos de miles de estadounidenses se hacen una TC por año.
Varias entidades, como la American Heart Association y American College of Cardiology, promueven las TC en personas sin síntomas de enfermedad cardíaca, pero hay expertos más escépticos, como el panel federal U.S. Preventive Services Task Force.
Sus integrantes sostienen que no existen evidencias suficientes para indicarles ese estudio a las personas sin alto riesgo de enfermedad cardíaca.
El nuevo estudio fue financiado con fondos públicos y privados; algunos de los investigadores habían recibido apoyo económico previo de empresas que producen equipos de diagnóstico por imágenes.
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